lunes, 9 de enero de 2017

REFLEXIONES PARA CADA DÍA DEL AÑO : 

10 de ENERO

“Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”
(Hebreos 12:1b).
Son muchos los que tienen una idea excesivamente idealista de la vida
cristiana. Suponen que ésta debe ser una serie ininterrumpida de experiencias
sublimes. Leen libros y revistas cristianas, escuchan testimonios de sucesos
dramáticos y sacan en conclusión que éste es el todo en la vida. En el mundo
de sus sueños, no hay problemas, angustias, pruebas y perplejidades. No hay
que trabajar duro, no hay rutina diaria ni monotonía. Se trata del “séptimo
cielo”. Cuando se dan cuenta de que su vida no encaja en este modelo, se
sienten desanimados, desilusionados y en desventaja.
Sin embargo, estos son los factores verdaderos. La mayor parte de
la vida cristiana es lo que G. Campbell Morgan llama: “el camino de la
perseverancia laboriosa haciendo cosas aparentemente pequeñas”. Así es
como lo veo: Después de entregarse a muchas tareas insignificantes, a
largas horas de estudio disciplinado y al servicio diligente sin resultados
aparentes, nos preguntamos desconcertados, “¿Realmente se está logrando
algo?” Es entonces cuando el Señor nos hace llegar alguna señal de
estímulo, alguna respuesta maravillosa a la oración, alguna palabra clara
que nos indica el camino. Nos sentimos fortalecidos y reanudamos la
marcha para llegar un poco más allá.
La vida cristiana es una carrera de larga distancia, no de 100 metros
lisos, y necesitamos resistencia para correrla. Es importante comenzar bien,
pero lo que realmente cuenta es la resistencia que nos capacita para
terminarla cubiertos de gloria.
Enoc siempre tendrá un lugar de honor en los anales de la
paciencia. Caminó con Dios —pensemos en esto— por 300 años (Gn.
5:22). Pero no pensemos que aquellos fueron años de puro brillo o de
emoción ininterrumpida. En un mundo como el nuestro, resultó inevitable
tener su porción de padecimientos, perplejidades y hasta persecuciones.
Pero Enoc no se cansó de hacer el bien. Resistió hasta el fin.
Si alguna vez te sientes tentado a retroceder, recuerda las palabras
de Hebreos 10:36, que dice: “porque os es necesaria la paciencia, para que
habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”.
Una vida noble no es un resplandor
De gloria repentina ya ganada,
Sino el sumar de día en día
En los que la voluntad de Dios es efectuada.
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