sábado, 28 de enero de 2017

BIOGRAFÍA COMPLETA DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY , patrono de los Sacerdotes
1786-1859
Fiesta 4 de Agosto

Compartimos con ustedes hermanos la Biografía Completa de san Juan María Bautista Vianney , en agradecimiento por las gracias y los milagros que hemos recibido por su intercesión , y por los que vamos a recibir , todos y cada uno . Amén...

CONSUMACIÓN Y PARTIDA DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY :

Hoy hermanos , ya le ofrecemos el final de la biografía de este célebre Santo , patrono de los sacerdotes , confesores , y catequistas . Acompáñanos hermano para saber mucho masss de este gran santo !!!!

Pasaron 41 años desde el primer día en el que el Cura llegó a Ars, fueron años de actividad
indescriptible. Después de 1858 decía con frecuencia: "Ya nos vamos; debemos morir; y muy
pronto". No cabe duda de que él sabía que su fin estaba cerca. En Julio de 1859, una señora
muy devota de San Etienne vino para confesarse. Cuando se despedía de él le dijo: "Nos veremos
de nuevo en tres semanas", ambos murieron en ese tiempo, y se encontraron en un mundo
mucho más feliz.
El mes de Julio de 1859 fue extremadamente caluroso, los peregrinos se desmayaban en
grandes cantidades, pero el santo permanecía en el confesionario. El viernes 29 de Julio, fue el
último en el que apareció en la iglesia a pesar de sentirse indispuesto. Esa mañana entró en el
confesionario como a la 1:00 a.m. Pero después de haberse desmayado en varias ocasiones, le
pidieron que descansara. Antes de las 11:00 pidió un poco de vino, sorbió unas gotas
derramadas en la palma de su mano y subió al púlpito por última vez para dar sus clases de
catecismo, no se le entendía pero daba igual: sus ojos bañados en lágrimas volviéndose hacia el
Sagrario lo decían todo.
Continuó confesando, pero Esa noche con mucha dificultad pudo arrastrarse hasta su cuarto.
Uno de los Hermanos Cristianos le ayudó a subirse a su cama, pero el santo le pidió que le
dejase solo. , pero ya a la noche se vio que estaba herido de muerte. Una hora después de
medianoche, aproximadamente, pidió ayuda: "Es mi pobre fin, el médico nada podrá hacer.
Llamad al Señor Cura de Jassans". La enfermedad progresó rápidamente.
Ahora ya se dejaba cuidar como un niño. No rechistó cuando pusieron un colchón a su dura
cama. Obedeció al médico. En la tarde del 2 de Agosto recibió los últimos sacramentos: "Qué
bueno es Dios; cuando ya nosotros no podemos ir más hacia El, El viene a nosotros". Veinte
sacerdotes con velas encendidas escoltaron al Santísimo Sacramento, pero el calor era tan
sofocante que tuvieron que apagarlas. Con lágrimas en los ojos dijo: "Oh, qué triste es recibir la
Comunión por última vez". Como el calor de aquel verano era insoportable se produjo un hecho
conmovedor, dijo el médico que había alguna esperanza si disminuyera un poco el calor. Y en
aquel tórrido día de agosto, los vecinos de Ars, no sabiendo qué hacer por conservar a su cura
queridísimo, subieron al tejado y tendieron sábanas que durante todo el día mantuvieron
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húmedas. No era para menos. El pueblo entero veía, bañado en lágrimas, que su cura se les
marchaba ya.
En la noche del 3 de Agosto llegó su obispo para compartir su dolor. El santo lo reconoció pero
no pudo decir palabra alguna. Hacia la medianoche el fin era inminente. A las 2:00 a.m. del
Sábado 4 de Agosto de 1859, cuando una tormenta azotaba el pueblo de Ars, su coadjutor leía
estas palabras: "Que los santos ángeles de Dios vengan a su encuentro y lo conduzcan a la
Jerusalén celestial", el Cura de Ars encomendó su alma a Dios. Posteriormente y en efecto, con
paz celestial, el jueves 4 de agosto, a las dos de la madrugada, mientras su joven coadjutor
rezaba las hermosas palabras «que los santos ángeles de Dios te salgan al encuentro y te
introduzcan en la celestial Jerusalén», suavemente, sin agonía, «como obrero que ha terminado
bien su jornada», el Cura de Ars entregó su alma a Dios.
Así se ha realizado lo que él decía en una memorable catequesis matinal: «¡Dios mío, cómo me
pesa el tiempo con los pecadores! ¿Cuándo estaré con los santos? Entonces diremos al buen
Dios: Dios mío, te veo y te tengo, ya no te escaparás de mí jamás, jamás».
El 3 de octubre de 1874 Juan Bautista María Vianney fue proclamado Venerable por Pío IX y el
8 de Enero de 1905, el Papa Pío X, Beatificó al Cura de Ars; y en la fiesta de Pentecostés Mayo
31 de 1925, en presencia de una gran multitud, el Papa Pío XI pronunció la solemne sentencia:
"Nosotros declaramos a Juan María Bautista Vianney que sea santo y sea inscrito en el catálogo
de los santos". Tres años más tarde el mismo Pío XI lo proclamó Patrono de los Párrocos. Su
fiesta se celebra el 4 de agosto.

Su cuerpo permanece incorrupto en la Iglesia de Ars , Francia hasta nuestros días .
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