martes, 31 de enero de 2017

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,1-6):

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?»
Y esto les resultaba escandaloso.
Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.»
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Palabra del Señor :

Te damos gracias Padre por permitirnos compartir tu Palabra ; derrama de tu gracia y de tu amor ; tú conoces todas y cada una de nuestras necesidades : espirituales y temporales .

Sabemos que en todos ellos : tú nos asistes , fructificas , provees y sanas todo por tu divina Providencia .

TE damos gracias Padre en el Nombre de tu Hijo amado , Nuestro Señor Jesucristo . Amén

COMENTARIO DEL EVANGELIO DEL DÍA 1 DE FEBRERO DEL 2017 :

Queridos amigos y amigas:

Reconocer en Jesús al Mesías no es fácil. Solamente quien cree lo reconoce, acepta sus palabras y admira sus obras. Muchos miran si ver y oyen si escuchar. Todos sabemos que hoy, como en tiempos de Jesús, hay muchos que no aceptan a Cristo y lo rechazan, o no lo conocen y pasan de largo. Cristo sigue desconcertando: su palabra escandaliza, su mensaje engendra oposición y su vida y obras crean conflictos. Otros lo conocen, lo aceptan y su vida adquiere un nuevo sentido. Lo reconocen con los ojos de la fe y no juzgan por las apariencias externas.

Otra reflexión que nos podemos hacer a la luz de este texto del evangelio de hoy es la crudeza de la incomprensión que Jesús sufrió por parte de los suyos. Tuvo que ser muy doloroso para Jesús ir a la sinagoga de Nazaret y sentir el rechazo de sus conocidos, debió sentir una profunda soledad. Una soledad que seguro nacía de de un nivel muy hondo, el posible fracaso de su misión. ¿No significaba este rechazo, quizá que Jesús estaba engañado, que no había recibido la misión que Él se atribuía? De hecho, entre los suyos se decía que estaba loco. ¿No tendrían razón?.

La fe adulta camina al descubierto y no evita las preguntas y la oscuridad. Meditar en la soledad de Jesús ayuda mucho a vivir con realismo lo que es la condición de todo creyente: A medida que la fe se te hace fuente personal de ser,te vas quedando solo. Pero soledad habitada, no solitaria, en que el corazón creyente experimenta lo más gozoso y exigente de su vocación cristiana.
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LAS GLORIAS DE MARÍA , SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO : 

EJEMPLO

Muerte santa de una pastorcilla

Narra el P. Auriema que una pobra pastorcilla que guardaba su rebaño
amaba tanto a María, que toda su delicia consistía en ir a la ermita de nuestra
Señora que había en el monte y estarse allí, mientras pastaba el rebaño, hablando y
haciendo homenajes a su amada Madre. Como la imagen, que era de talla, estaba
desprovista de adornos, como pudo le hizo un manto. Otro día, con flores del campo
hizo una guirnalda y subiendo sobre el altar puso la corona a la Virgen, diciendo:
“Madre mía, bien quisiera ponerte corona de oro y piedras preciosas, pero como soy
pobre recibe de mí esta corona de flores y acéptala en señal del amor que te tengo”.
Con éstos y otros obsequios procuraba siempre esta devota jovencita servir y honrar
a su amada Señora.
Pero veamos cómo recompensó esta buena Madre las visitas y el amor de
esta hija suya.
Cayó la joven pastorcita gravemente enferma, y sucedió que dos religiosos
pasaban por aquellos parajes. Cansados del viaje, se pusieron a descansar bajo un
árbol. Uno de ellos dormía, pero ambos tuvieron la misma visión. Vieron una
comitiva de hermosísimas doncellas, entre las que descollaba una en belleza y
majestad. “¿Quién eres, señora, y dónde vas por estos caminos?”, le preguntó uno
de los religiosos a la doncella de sin igual majestad. “Soy la Madre de Dios –le
respondió- que voy con estas santas vírgenes a visitar a una pastorcilla que en la
próxima aldea se halla moribunda y que tantas veces me ha visitado”. Dicho esto,
desapareció la visión. Los dos buenos siervos de Dios se dijeron: “Vamos nosotros
también a visitarla”. Se pusieron en camino y pronto encontraron la casita y a la
pastorcita en su lecho de paja. La saludaron y ella les dijo: “Hermanos, rogad a Dios
que os haga ver la compañía que me asiste”. Se arrodillaron y vieron a María que
estaba junto a la moribunda con una corona en la mano y la consolaba. Luego las
santas vírgenes de la comitiva iniciaron un canto dulcísimo. En los transportes de
tan celestial armonía y mientras María hacía ademán de colocarle la corona, la
bendita alma de la pastorcita abandonó su cuerpo yendo con María al paraíso.
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REFLEXIONES PARA CADA DÍA DEL AÑO : 

1 de FEBRERO

“Del evangelio de la gloria de Cristo...” (2 Corintios 4:4).

Nunca debemos olvidar que el evangelio es las buenas nuevas de la
gloria de Cristo; concierne a Aquél que fue crucificado y sepultado. Pero
ya no está más en la Cruz como tampoco yace en la Tumba. Ha resucitado,
ha ascendido al cielo, y ahora es el Hombre glorificado que está a la diestra
de Dios.
No le mostramos como el humilde Carpintero de Nazaret, el Siervo
sufriente o el Extraño de Galilea. Tampoco lo representamos como el
afeminado hacedor de buenas obras del arte religioso moderno.
Predicamos al Señor de la vida y la gloria. Aquél a quien Dios
exaltó hasta lo sumo y le dio un Nombre que es sobre todo nombre. A Su
Nombre toda rodilla se doblará y toda lengua le confesará como Señor para
gloria de Dios el Padre. Él está coronado de gloria y honor, como Príncipe
y Salvador.
Con mucha frecuencia lo deshonramos con el mensaje que
predicamos. Exaltamos al hombre con sus talentos y creamos la impresión
de que Dios es muy afortunado al tenerlo a Su servicio, y que le hace un gran
favor al confiar en Él. Ése no es el evangelio que los apóstoles predicaron.
Ellos dijeron, en efecto: “Vosotros sois los culpables asesinos del Señor
Jesucristo. Vosotros lo apresasteis y con manos perversas lo clavasteis al
madero. Pero Dios lo resucitó de los muertos y lo glorificó sentándolo a Su
propia diestra en los cielos. El Señor vive hoy, en un cuerpo glorificado de
carne y hueso. Su mano atravesada por el clavo empuña el cetro del
dominio universal y regresará una vez más para juzgar al mundo con
justicia. Y mientras hay tiempo, es mejor que os ARREPINTÁIS y os
volváis a Él con FE. No hay otro camino de salvación. No hay otro nombre
bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
¡Oh, que tengamos una fresca visión del Hombre de Gloria! ¡Y una
lengua que confiese las muchas glorias que coronan sus sienes!
Ciertamente entonces, como en Pentecostés, los pecadores temblarán ante
Él y clamarán: “¿Varones hermanos, qué haremos?”
SERMONES DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY :

Compartimos con ustedes hermanos los sermones completos de san Juan María Bautista Vianney , en agradecimiento por las gracias y los milagros que hemos recibido por su intercesión , y por los que vamos a recibir , todos y cada uno . Amén .

El Juicio Final , san Juan María Vianney (tercera parte) : 

Contemplemos por un instante, hermanos míos, a ese infinito número de
almas justas que entran de nuevo en sus cuerpos, haciéndolos semejantes
a hermosos soles. Mirad a todos esos mártires, con las palmas en la mano.
Mirad a todas esas vírgenes, con la corona de la virginidad en sus sienes.
Mirad a todos esos apóstoles, a todos esos sacerdotes; tantas cuantas
almas salvaron, otros tantos rayos de gloria los embellecen. Todos ellos,
hermanos míos., dirán a María, la Virgen Madre: Vamos a reunirnos con
Aquel que está en el cielo, para dar nuevo esplendor de gloria a vuestra
hermosura.

Pero no, un momento de paciencia; vosotros fuisteis despreciados,
calumniados y perseguidos por los malvados; justo es que, antes de entrar
en el reino eterno, vengan los pecadores a daros satisfacción honrosa.

Mas ¡terrible y espantosa mudanza! oigo la misma trompeta llamando a los
réprobos para que salgan de los infiernos. ¡Venid, pecadores, verdugos y
tiranos, dirá Dios que a todos quería salvar, venid, compareced ante el
tribunal del Hijo del Hombre, ante Aquel de quien tantas veces
atrevidamente pensasteis que no os veía ni os oía! Venid y compareced,
porque cuantos pecados cometisteis en toda vuestra vida serán
manifestados a la faz del universo. Entonces clamará el ángel: ¡Abismos
del infierno, abrid vuestras puertas!

Vomitad a todos esos réprobos! su juez los llama. Ah, terrible momento!
todas aquellas desdichadas almas réprobas, horribles como demonios,
saldrán de los abismos e irán, como desesperadas, en busca de sus
cuerpos. ¡Ah, momento cruel! en el instante en que el alma entrará en su
cuerpo, este cuerpo experimentará todos los rigores del infierno. ¡Ah! este
maldito cuerpo, estas malditas almas se echarán mil y mil maldiciones.
¡Ah! maldito cuerpo, dirá el alma a su cuerpo que se arrastró y revolcó por
el fango de sus , impurezas; hace ya más de mil años que yo sufro y me
abraso en los infiernos. Venid, malditos ojos, que tantas veces os
recreasteis en miradas deshonestas a vosotros mismos o a los demás,
venid al infierno a contemplar los monstruos más horribles. Venid,
malditos oídos, que tanto gusto hallasteis en las palabras y discursos
impuros, venid a escuchar eternamente los gritos, alaridos y rugidos de los
demonios. Venid, lengua y boca malditas, que disteis tantos besos impuros
y que nada omitisteis para satisfacer vuestra sensualidad y vuestra gula,
venid al infierno, donde la hiel de los dragones será vuestro alimento
único. ¡Ven, cuerpo maldito, a quien tanto procuré contentar; ven a ser
arrojado por una eternidad en un estanque de fuego y de azufre encendido
por el poder y la cólera de Dios! ¡Ah! ¿quién es capaz de comprender, ni
menos de expresar las maldiciones que el cuerpo y el alma mutuamente se
echarán por toda la eternidad?

Sí, hermanos míos, ved a todos los justos y los réprobos que han
recobrado su antigua figura, es decir, sus cuerpos tal como nosotros los
vemos ahora, y esperan a su juez, pero un juez justo y sin compasión,
para castigar o recompensar, según el mal o el bien que hayamos hecho.
Vedle que llega ya, sentado en un trono, radiante de gloria, rodeado de
todos los ángeles, precedido del estandarte de la cruz. Los malvados viendo
a su juez, ¿qué digo? viendo a Aquel a quien antes vieron ocupado
solamente en procurarles la felicidad del paraíso, y que, a pesar de El, se
han condenado, exclamarán: Montañas, aplastadnos, arrebatadnos de la
presencia de nuestro juez; peñascos, caed sobre nosotros; ¡ah, por favor,
precipitadnos en los infiernos! No, no, pecador, acércate y ven a rendir
cuenta de toda tu vida. Acércate, desdichado, que tanto despreciaste a un
Dios tan bueno. ¡Ah! juez mío, padre mío, criador mío, ¿dónde están mi
padre y mi madre que me condenaron? !Ah! quiero verlos ; quiero
reclamarles el cielo que me dejaron perder. ¡Ay, padre! ¡Ay, madre! fuisteis
vosotros los que me condenasteis; fuisteis vosotros la causa de mi
desdicha. No, no, al tribunal de tu Dios; no hay remedio para ti. ¡ Ah ! juez
mío, exclamará aquella joven..., ¿ dónde está aquel libertino que me robó
el cielo? No, no, adelántate, no esperes socorro de nadie... ¡estás
condenada! no hay esperanza para ti; sí, estás perdida; sí, todo está
perdido, puesto que perdiste a tu alma y a tu Dios. ¡Ah! ¿quién podrá
comprender la desdicha de un condenado que verá enfrente de sí, al lado
de los santos, a su padre o a su madre, radiantes de gloria y destinados al
cielo, y a sí propio reservado para el infierno? Montañas, dirán estos
réprobos, sepultadnos; ¡ah, por favor, caed sobre nosotros! ¡Ah, puertas
del abismo, abríos para sepultarnos en él! No, pecador; tú siempre
despreciaste mis mandamientos; pero hoy es el día en que yo quiero
mostrarte que soy tu dueño. Comparece delante de mí con todos tus
crímenes, de los cuales no es más que un tejido tu vida entera. ¡Ah,
entonces será, dice el profeta Ezequiel, cuando el Señor tomará aquel gran
pliego milagroso donde están escritos y consignados todos los crímenes de
los hombres. ¡Cuántos pecados que jamás aparecieron a los ojos del
mundo van ahora a manifestarse! ¡Ah! temblad los que, hace quizás quince
o veinte años, venís acumulando pecado sobre pecado. ¡Ay, desgraciados
de vosotros!
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lunes, 30 de enero de 2017

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,21-43):

EN aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».
Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando:
«Con solo tocarle el manto curaré».
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:
«Quién me ha tocado el manto?».
Los discípulos le contestaban:
«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “Quién me ha tocado?”».
Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los píes y le confesó toda la verdad.
Él le dice:
«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
«No temas; basta que tengas fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:
«¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida».
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor :

Te damos gracias Padre por permitirnos compartir tu Palabra ; derrama de tu gracia y de tu amor ; tú conoces todas y cada una de nuestrras necesidades : espirituales y temporales .

Sabemos que en todos ellos : tú nos asistes , fructificas , provees y sanas todo por tu Divina Providencia .

Te damos gracias Padre en el Nombre de tu Hijo amado , Nuestro Señor Jesucristo .

COMENTARIO DEL EVANGELIO DEL DÍA 31 DE ENERO DEL 2017 :

Queridos amigos y amigas:

El evangelio de hoy debe sobrecogernos si somos capaces de no perdernos en lo anecdótico.

Alrededor de Jesús surge la vida, la muerte es vencida y los sin-esperanza renacen. Jesús aparece ante nosotros como el único médico capaz de dar al ser humano su genuina dignidad, la paz autentica, la vida verdadera.

Ojalá los cristianos supiéramos de verdad celebrar la vida, es decir, esperar contra toda esperanza que la VIDA es más fuerte que la muerte. Esta aparece siempre más poderosa, porque la violencia, el caos,... son su rostro, y el amor ¡parece tan débil!. Sobre todo hoy que vivimos en un mundo que al mismo tiempo que exalta y defiende la vida, la juventud, la diversión, el ocio... inventa nuevas formas de muerte.

Celebremos la vida nueva que surgió de la muerte de Jesús, aquí debemos aprender a leer el misterio de la vida, tan cercano siempre a la muerte. Pues la vida está ligada esencialmente al amor, y ¿en que consiste amar sino en dar la vida libremente hasta la muerte?

El odio, el egoísmo, la insolidaridad, la injusticia, la pasividad engendran muerte. Quién lucha contra las formas de muerte, crea y comunica vida. Quién arriesga su vida y corre la carrera que le toca, sin retirarse, cansarse, desanimarse; quien da su vida por amor hace posible la esperanza y la vida de los otros. Sólo el amor crea vida y la devuelve a quien la ha perdido.
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REFLEXIONES PARA CADA DÍA DEL AÑO :

31 de ENERO

“No juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mateo 7:1).
Aquellos que conocen poco más de la Biblia, conocen este
versículo y lo usan de un modo muy caprichoso. Aun cuando se critica a una
persona por su enorme maldad, estas gentes piadosamente gorgotean: “No
juzguéis, para que no seáis juzgados”. En otras palabras, utilizan este
versículo para evitar que se condene el mal.
Sin embargo, aun cuando hay áreas en las que no debemos juzgar,
hay otras en las que se nos manda expresamente hacerlo.
Hay algunos ámbitos en donde no se debe juzgar. Por ejemplo, no
debemos juzgar los motivos de la gente; no somos omniscientes, y no
siempre podemos saber porqué hacen lo que hacen. No debemos juzgar el
servicio de otro creyente; para su propio Maestro está en pie o cae. No
debemos condenar a aquellos que son escrupulosos o meticulosos acerca de
cosas que son neutrales moralmente; para ellos sería malo violar sus
conciencias. No debemos juzgar por las apariencias o hacer acepción de
personas; lo que hay en el corazón es lo que cuenta. Y ciertamente debemos
evitar un espíritu crítico y severo; una persona que habitualmente busca
defectos en los demás representa una pobre publicidad para la fe cristiana.
Pero hay otras áreas donde se nos manda juzgar. Debemos juzgar
toda enseñanza para ver si está de acuerdo con las Escrituras. Tenemos que
juzgar si otros son creyentes verdaderos, para no unirnos en yugo desigual.
Los cristianos deben juzgar disputas entre creyentes en vez de permitir que
vayan a los tribunales civiles. La iglesia local debe juzgar en casos de
formas extremas de pecado y cortar de la comunión al ofensor culpable. Los
de la iglesia deben juzgar qué hombres reúnen los requisitos bíblicos para
ser ancianos o diáconos.
Dios no espera que desechemos nuestra facultad crítica o
abandonemos los valores morales y espirituales. Todo lo que pide es que
nos abstengamos de juzgar donde no debemos y que juzguemos justamente
donde se nos manda.
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SERMONES DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY :

Compartimos con ustedes hermanos los sermones completos de san Juan María Bautista Vianney , en agradecimiento por las gracias y los milagros que hemos recibido por su intercesión , y por los que vamos a recibir , todos y cada uno . Amén .

El Juicio Final , san Juan María Vianney (segunda parte) : 

1.- Leemos en la Sagrada Escritura, hermanos míos, que cada vez que
Dios quiere enviar algún azote al mundo o a su Iglesia, lo hace siempre
preceder de algún signo que comience a infundir el terror en los corazones
y los lleve a aplacar la divina justicia. Queriendo anegar el universo en un
diluvio, el arca de Noé, cuya construcción duró cien años, fue una señal
para inducir a los hombres a penitencia, sin la cual todos debían perecer.
El historiador Josefo refiere que, antes de la destrucción de Jerusalén, se
dejó ver, durante largo tiempo, una corneta en figura de alfanje, que ponía
a los hombres en consternación. Todos se preguntaban: ¡Ay de nosotros!
¿qué querrá anunciar esta señal? talvez alguna gran desgracia que Dios va
a enviarnos. La luna estuvo sin alumbrar ocho noches seguidas; la gente
parecía no poder ya vivir más. De repente, aparece un desconocido que,
durante tres años, no hace sino gritar, día y noche, por las calles de
Jerusalén: ¡Ay de Jerusalén! ¡Ay de Jerusalén!... Le prenden; le azotan con
varas para impedirle que grite; nada le detiene. Al cabo de tres años
exclama: ¡Ay! ¡ay de Jerusalén ! y ¡ ay de mí ! Una piedra lanzada por una
máquina le cae encima y le aplasta en el mismo instante. Entonces todos
los males que aquel desconocido había presagiado a Jerusalén vinieron
sobre ella. El hambre fue tan dura que las madres llegaron a degollar a
sus propios hijos para alimentarse con su carne. Los habitantes, sin saber
por qué, se degollaban unos a otros; la ciudad fue tomada y como
aniquilada; las calles y las plazas estaban todas cubiertas de cadáveres;
corrían arroyos de sangre; los pocos que lograron salvar sus vidas fueron
vendidos como esclavos.

Mas, como el día del juicio será el más terrible y espantoso de cuantos
haya habido, le precederán señales tan horrendas, que llevarán el espanto
hasta el fondo de los abismos. El Señor nos dice que, en aquel momento
infausto para el pecador, el sol no dará ya más luz, la luna será semejante
a una mancha de sangre, y las estrellas caerán del firmamento. El aire
estará tan lleno de relámpagos que será un incendio todo él, y el fragor de
los truenos será tan grande qué los hombres quedarán yertos de espanto.
Los vientos soplarán con tanto ímpetu, que nada podrá resistirles. Árboles
y casas serán arrastradas al caos de la mar; el mismo mar de tal manera
será agitado por las tempestades, que sus olas se elevarán cuatro codos
por encima de las más altas montañas y bajarán tanto que podrán verse
los horrores del abismo; todas las criaturas, aun las insensibles, parecerán
quererse aniquilar, para evitar la presencia de su Creador, al ver cómo los
crímenes de los hombres han manchado y desfigurado la tierra. Las aguas
de los mares y de los ríos hervirán como aceite sobre brasas; los árboles y
plantas vomitarán torrentes de sangre; los terremotos serán tan grandes
que se verá la tierra hundirse por todas partes; la mayor parte de los
árboles y de las bestias serán tragados por el abismo, y los hombres, que
sobrevivan aún, quedarán como insensatos; los montes y peñascos se
desplomarán con horrorosa furia. Después de todos estos horrores se
encenderá fuego en los cuatro ángulos del mundo: fuego tan violento que
consumirá las piedras, los peñascos y la tierra, como briznas de paja
echadas en un horno. El universo entero será reducido a cenizas; es
preciso que esta tierra manchada con tantos crímenes sea purificada por
el fuego que encenderá la cólera del Señor, de un Dios justamente irritado.

Una vez que esta tierra cubierta de crímenes sea purificada, enviará Dios,
hermanos míos, a sus ángeles, que harán sonar la trompeta por los cuatro
ángulos del mundo y dirán a todos los muertos: Levantaos, muertos, salid
de vuestras tumbas, venid y compareced a juicio. Entonces, todos los
muertos, buenos y malos, justos y pecadores, volverán a tomar la misma
forma que tenían antes; el mar vomitará todos los cadáveres que guarda
encerrados en su caos, la tierra devolverá todos los cuerpos sepultados,
desde tantos siglos, en su seno. Cumplida esta revolución, todas las almas
de los santos descenderán del cielo resplandecientes de gloria y cada alma
se acercará a su cuerpo, dándole mil y mil parabienes. Ven, le dirá, ven,
compañero de mis sufrimientos; si trabajaste por agradar a Dios, si hiciste
consistir tu felicidad en los sufrimientos y combates, ¡oh, qué de bienes
nos están reservados! Hace ya más de mil años que yo gozo de esta dicha;
¡oh, qué alegría para mí venir a anunciarte tantos bienes como nos están
preparados para la eternidad. Venid, benditos ojos, que tantas veces os
cerrasteis en presencia de los objetos impuros, por temor de perder la
gracia de vuestro Dios, venid al cielo, donde no veréis sino bellezas jamás
vistas en el mundo. Venid, oídos míos, que tuvisteis horror a las palabras
y a los discursos impuros y calumniosos; venid y escucharéis en el cielo
aquella música celeste que os arrobará en éxtasis continuo. Venid, pies
míos y manos mías, que tantas veces os empleasteis en aliviar a los
desgraciados; vamos a pasar nuestra eternidad en el cielo, donde veremos
a nuestro amable y caritativo Salvador que tanto nos amó. ¡Ah! allí verás a
Aquel que tantas veces vino a descansar en tu corazón. ¡Ah! allí veremos
esa mano teñida aún en la sangre de nuestro divino Salvador, por la cual
El nos mereció tanto gozo. En fin, el cuerpo y el alma de los santos se
darán mil y mil parabienes; y esto por toda la eternidad.

Luego que todos los santos hayan vuelto a tomar sus cuerpos, radiantes
todos allí de gloria según las buenas obras y las penitencias que hayan
hecho, esperarán gozosos el momento en que Dios, a la faz del universo
entero, revele, una por una, todas las lágrimas, todas las penitencias, todo
el bien que ellos hayan realizado durante su vida; felices ya con la felicidad
del mismo Dios. Esperad, les dirá el mismo Jesucristo, esperad, quiero que
todo el universo se goce en ver cuánto habéis trabajado. Los pecadores
endurecidos, los incrédulos decían que yo era indiferente a cuanto
vosotros hicieseis por mí; pero yo voy a mostrarles, en este día, que he
visto y contado todas las lágrimas que derramasteis en el fondo de los
desiertos ; voy a mostrarles en este día que a vuestro lado me hallaba yo
sobre los cadalsos. Venid todos y compareced delante de esos pecadores
que me despreciaron y ultrajaron, que osaron negar que yo existiese y que
los viese. Venid, hijos míos, venid, mis amados, y veréis cuán bueno he
sido y cuán grande fue mi amor para con vosotros.
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OREMOS CON EL SALMO DEL DÍA.
Sal 30, 20-24

R. ¡Sean fuertes los que esperan en el Señor!

¡Qué grande es tu bondad, Señor! Tú la reservas para tus fieles, y la brindas a los que se refugian en ti, en la presencia de todos. R.

Tú los ocultas al amparo de tu rostro de las intrigas de los hombres; y los escondes en tu Tienda de campaña, lejos de las lenguas pendencieras. R.

¡Bendito sea el Señor; él me mostró las maravillas de su amor en el momento de peligro! ¡Qué grande es tu bondad Señor! R.

En mi turbación llegué a decir: “He sido arrojado de tu presencia”. Pero tú escuchaste la voz de mi súplica, cuando yo te invocaba. R.

Amen al Señor, todos sus fieles, porque él protege a los que son leales y castiga con severidad a los soberbios. ¡Sean fuertes los que esperan en el Señor! R.
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sábado, 28 de enero de 2017

Evangelio
Evangelio según san Mateo (5,1-12a), del domingo, 29 de enero de 2017

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12a):

EN aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Palabra del Señor :

Te damos gracias Padre por permitirnos compartir tu Palabra ; derrama de tu gracia y de tu amor ; tú conoces todas y cada una de nuestras necesidades : espirituales y temporales .

Sabemos que en todos ellos : tú nos asistes , fructificas , provees y sanas todo por tu Divina Providencia .

Te damos gracias Padre en el Nombre de tu Hijo amado , Nuestro Señor Jesucristo . Amén

COMENTARIO DEL EVANGELIO DEL DÍA 29 DE ENERO DEL 2017 :

Jesús nos propone una serie de actitudes, para hacer presente el Reino. Unas hacen referencia a nuestro interior: La pobreza en el espíritu, la no violencia, la limpieza de corazón, la misericordia, el hambre y sed de la justicia. El que está lleno de cosas no necesita nada, es verdad, que el dinero no da la felicidad, pero en ocasiones ayuda a ella. El tema por lo tanto, no es la pobreza, que en sí es mala, sino algo más profundo. Se trata de sentirse aprendiz de todo, indigente, peregrino, en actitud de búsqueda, sentirse pobre como hombre, sólo el que se siente así, puede ser llenado de algo. Y se trata de optar por los pobres, a ellos les pertenece el Reino, seremos felices si nos convertimos y compartimos.

De esta riqueza interior, vendrá la no violencia y la limpieza de corazón. Es el espíritu de lucha por conseguir algo: el trabajo, el pan, la dignidad, la libertad…; pero sin odios, sin armas, sin mentiras, sin fraude, sin corrupción. Estas dos actitudes, son hermanas de la misericordia (que este año pasado hemos celebrado), que no es otra cosa, que el amor sin límites. Amar siempre, devolver bien por mal, perdonar, no llevar la cuenta. Eso nos producirá hambre y sed de la justicia, como a los antiguos profetas. Nos lo recuerda en la primera lectura Sofonías: “Buscad la justicia”.

Pero estas posturas interiores, no pueden ser tales, sino en relación con lo social, lo comunitario. Por eso, las siguientes Bienaventuranzas: los que trabajan por la paz, los perseguidos por causa de la justicia, los que sean insultados y calumniados por su causa. Ningún hombre, puede sentirse feliz en medio de esclavos y menos aún haciendo esclavos, o viviendo y viendo a su alrededor el odio y la guerra. La teoría es fácil y hermosa. La práctica, es mil veces más bonita, pero infinitamente más difícil. Hay una paradoja; todo: la persecución, el insulto, el trabajo, la calumnia, el dolor…, pueden ser motivo de felicidad. Si desde la fuerza interior, de la que hablábamos en las primeras bienaventuranzas, se da sentido a la existencia, mirando más allá, a la comunidad y convirtiendo a las personas concretas, en el centro del gran ideal del Reino.
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LAS GLORIAS DE MARÍA , SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

III :

29 de enero : 

7. María aventaja en amor aun a los santos que fueron modelo de amor a ella (primera parte) :

¡Y cómo aventaja esta buena madre en el amor a todos sus hijos! Ámenla
cuanto puedan –dice san Ignacio mártir-, que siempre María les amará más a los
que la aman. Ámenla como un san Estanislao Kostka, que amaba tan tiernamente a
ésta su querida madre, que hablando de ella hacía sentir deseos de amarla a
cuantos le oían. Él se había inventado nuevas palabras y títulos para celebrarla. No
comenzaba acción alguna sin que, volviéndose a alguna de sus imágenes, le pidiera
su bendición. Cuando él recitaba el Oficio, el rosario u otras oraciones, las decía con
tal afecto y tales expresiones como si hablara cara a cara con María. Cuando oía
cantar la Salve se le inflamaba el alma y el rostro. Preguntándole un padre de la
Compañía, una vez en que iban a visitar una imagen de la Virgen santísima, cuánto
la amaba, le respondió: “Padre ¿qué más puedo decirle? ¡Si ella es mi madre!” Y el
padre dijo después que el santo joven profirió esas palabras con tal ternura de voz,
de semblante y de corazón, que ya no parecía un joven, sino un ángel que hablase
del amor a María. Ámenla como B. Herman, que la llamaba esposa de sus amores
porque con ese nombre le había honrado a María. Ámenla como un san Felipe Neri,
quien con solo pensar en María se derretía en tan celestiales consuelos que por eso
la llamaba sus delicias. Ámenla como un san Buenaventura, que la llamaba no sólo
su señora y madre, sino que para demostrar la ternura del afecto que le tenía
llegaba a llamarla su corazón y su alma. Ámenla como aquel gran amante de María,
san Bernardo, que amaba tanto a esta dulce madre que la llamaba robadora de
corazones, por lo que el santo, para expresar el ardiente amor que le profesaba, le
decía: “¿Acaso no me has robado el corazón?” Llámenla “su inmaculada”, como la
llamaba san Bernardino de Siena, que todos los días iba a visitar una devota imagen
para declararle su amor con tiernos coloquios que mantenía con su reina; y por eso,
a quien le preguntaba a dónde iba todos los días, le respondía que iba a buscar a su
enamorada.
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REFLEXIONES PARA CADA DÍA DEL AÑO :

29 de ENERO

“Sí, Padre, porque así te agradó” (Mateo 11:26).

En la vida de casi todos nosotros hay cosas que nunca habríamos
escogido y de las que nos gustaría deshacernos, pero que jamás podrán
cambiar. Por ejemplo, los impedimentos físicos o anormalidades. Puede
tratarse de una enfermedad crónica o terminal que no nos dejará jamás.
Bien puede ser un desorden nervioso o emocional que persiste como
invitado inoportuno.
Muchos viven vidas derrotadas, soñando solamente en lo que pudo
haber sido y nunca fue. Si nada más hubieran sido más altos. Si tan sólo
tuvieran una mejor apariencia. Si solamente hubieran nacido en una familia
diferente o fueran de otra raza o sexo. Si sólo tuvieran un cuerpo hecho para
sobresalir en atletismo. Si únicamente pudieran tener buena salud.
La lección que tales personas deben aprender es que pueden
encontrar la paz si aceptan lo que no puede cambiar. Somos lo que somos
por la gracia de Dios. Él ha planeado nuestra vidas con amor infinito e
infinita sabiduría. Si pudiéramos ver las cosas como Él las ve, las
habríamos arreglado exactamente como lo hizo. Por lo tanto, debemos
decir: “Sí, Padre, porque así te agradó”.
Pero debemos avanzar un paso más. No tenemos que aceptar estas
cosas con un espíritu de humilde resignación. Si sabemos que fueron
permitidas por un Dios de amor, podemos hacer de ellas causa de alabanza
y regocijo. Pablo oró tres veces para que el aguijón en su carne le fuera
quitado. Cuando el Señor le prometió gracia para soportarlo, el apóstol
exclamó: “De muy buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades,
para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Co. 12:9).
Es un signo de madurez espiritual que podamos regocijarnos en las
circunstancias aparentemente adversas de la vida, y que las usemos como un
medio para glorificar a Dios. Fanny Crosby aprendió la lección temprano en su
vida. Cuando tenía tan sólo ocho años, la poetisa ciega escribió:
¡Oh, que niña tan feliz soy
Aunque no puedo ver!
He resuelto que en el mundo
Contenta viviré.
¡Cuántas bendiciones tengo yo,
Que otros no pueden disfrutar!
Así que, por ser ciega, llorar o suspirar
¡No puedo, ni lo haré!
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ESCRITOS DE SANTA CLARA DE ASÍS :

Gracias Santa Clara de Asís , por las gracias y bendiciones recibidas por tu intercesión , y por los que vamos a recibir todos y cada uno , y donde llegue este mensaje . Amén

REGLA DE SANTA CLARA , PROYECTO DE VIDA : 

TESTAMENTO : (segunda parte) :

24Después que el altísimo Padre celestial se dignó iluminar con su misericordia y su gracia mi corazón para que, siguiendo el ejemplo y la enseñanza de nuestro bienaventurado padre Francisco, yo hiciera penitencia, 25poco después de su conversión, junto con las pocas hermanas que el Señor me había dado poco después de mi conversión, le prometí voluntariamente obediencia, 26según la luz de su gracia que el Señor nos había dado por medio de su admirable vida y enseñanza. 27Y el bienaventurado Francisco, considerando que si bien éramos frágiles y débiles según el cuerpo, no rehusábamos ninguna necesidad, pobreza, trabajo, tribulación o menosprecio y desprecio del siglo, 28antes al contrario, los teníamos por grandes delicias, como a ejemplo de los santos y de sus hermanos había comprobado frecuentemente en nosotras, se alegró mucho en el Señor; 29y movido a piedad hacia nosotras, se obligó con nosotras a tener siempre, por sí mismo y por su Religión, un cuidado amoroso y una solicitud especial de nosotras como de sus hermanos. 30Y así, por voluntad de Dios y de nuestro bienaventurado padre Francisco, fuimos a morar junto a la iglesia de San Damián, 31donde el Señor, en poco tiempo, nos multiplicó por su misericordia y gracia, para que se cumpliera lo que el Señor había predicho por su Santo; 32pues antes habíamos permanecido en otro lugar, aunque por poco tiempo. 33Después, escribió para nosotras una forma de vida, sobre todo para que perseveráramos siempre en la santa pobreza. 34Y no se contentó con exhortarnos durante su vida con muchas palabras y ejemplos al amor de la santísima pobreza y a su observancia, sino que nos entregó varios escritos para que, después de su muerte, de ninguna manera nos apartáramos de ella, 35como tampoco el Hijo de Dios, mientras vivió en el mundo, jamás quiso apartarse de la misma santa pobreza. 36Y nuestro bienaventurado padre Francisco, habiendo imitado sus huellas (cf. 1 Pe 2,21), su santa pobreza que había elegido para sí y para sus hermanos, no se apartó en absoluto de ella mientras vivió, ni con su ejemplo ni con su enseñanza. 37Así pues, yo, Clara, sierva, aunque indigna, de Cristo y de las hermanas pobres del monasterio de San Damián, y plantita del santo padre, considerando con mis otras hermanas nuestra profesión tan altísima y el mandato de tan gran padre, 38y también la fragilidad de las otras, fragilidad que nos temíamos en nosotras mismas después de la muerte de nuestro padre san Francisco, que era nuestra columna y nuestro único consuelo después de Dios, y nuestro apoyo, 39una y otra vez nos obligamos voluntariamente a nuestra señora la santísima pobreza, para que, después de mi muerte, las hermanas que están y las que han de venir de ninguna manera puedan apartarse de ella. 40Y así como yo siempre he sido diligente y solícita en guardar y hacer guardar por las otras la santa pobreza que hemos prometido al Señor y a nuestro bienaventurado padre Francisco, 41así también aquellas que me sucedan en el oficio estén obligadas hasta el fin a guardar y a hacer guardar, con el auxilio de Dios, la santa pobreza. 42Más aún, para mayor cautela me preocupé de hacer corroborar nuestra profesión de la santísima pobreza, que hemos prometido al Señor y a nuestro bienaventurado padre, con los privilegios del señor papa Inocencio, en cuyo tiempo comenzamos, y de otros sucesores suyos, 43para que de ninguna manera nos apartáramos nunca de ella. 44Por lo cual, de rodillas y postrada en cuerpo y alma, recomiendo todas mis hermanas, las que están y las que han de venir, a la santa madre Iglesia Romana, al sumo Pontífice y, de manera especial, al señor cardenal que fuere designado para la Religión de los Hermanos Menores y para nosotras, 45a fin de que, por amor de aquel Dios que pobre fue acostado en un pesebre (cf. Lc 2,12), pobre vivió en el siglo y desnudo permaneció en el patíbulo, 46haga que siempre su pequeña grey (cf. Lc 12,32), que el Señor Padre engendró en su santa Iglesia por medio de la palabra y el ejemplo de nuestro bienaventurado padre san Francisco para seguir la pobreza y humildad de su amado Hijo y de la gloriosa Virgen su Madre, 47guarde la santa pobreza que hemos prometido a Dios y a nuestro bienaventurado padre san Francisco, y se digne animarlas y conservarlas siempre en ella. 48Y así como el Señor nos dio a nuestro bienaventurado padre Francisco como fundador, plantador y ayuda nuestra en el servicio de Cristo y en las cosas que hemos prometido al Señor y a nuestro bienaventurado padre, 49quien también, mientras vivió, se preocupó siempre de cultivarnos y animarnos con la palabra y el ejemplo a nosotras, su plantita, 50así recomiendo y confío mis hermanas, las que están y las que han de venir, al sucesor de nuestro bienaventurado padre Francisco y a toda la Religión, 51a fin de que nos ayuden a progresar siempre hacia lo mejor para servir a Dios y, de manera especial, para guardar mejor la santísima pobreza. 52Y si en algún tiempo ocurriera que dichas hermanas abandonaran el mencionado lugar y se trasladaran a otro, que estén, sin embargo, obligadas, dondequiera que se encuentren después de mi muerte, a guardar la sobredicha forma de pobreza, que hemos prometido a Dios y a nuestro bienaventurado padre Francisco. 53Con todo, tanto la que esté entonces en el oficio [la abadesa] como las otras hermanas sean solícitas y providentes para que, en torno del sobredicho lugar, no adquieran o reciban más terreno del que exija la extrema necesidad como huerto para cultivar hortalizas. 54Y si en algún lugar conviniera tener más tierra fuera de la cerca del huerto, para el decoro y aislamiento del monasterio, no permitan que se adquiera ni tampoco reciban sino cuanto exija la extrema necesidad; 55y que esa tierra no se cultive ni se siembre en absoluto, sino que permanezca siempre baldía e inculta. 56Amonesto y exhorto en el Señor Jesucristo a todas mis hermanas, las que están y las que han de venir, que se apliquen siempre con esmero a imitar el camino de la santa simplicidad, humildad, pobreza, y también el decoro del santo comportamiento religioso, 57tal como desde el inicio de nuestra conversión nos lo han enseñado Cristo y nuestro bienaventurado padre Francisco. 58A causa de lo cual, 59Y amándoos mutuamente con la caridad de Cristo,
mostrad exteriormente por las obras el amor que tenéis
interiormente, 60para que, estimuladas por este ejemplo, las
hermanas crezcan siempre en el amor de Dios y en la mutua
caridad.
61Ruego también a aquella que tenga en el futuro el oficio de las
hermanas que se aplique con esmero a presidir a las otras más por
las virtudes y las santas costumbres que por el oficio, 62de tal
manera que sus hermanas, estimuladas por su ejemplo, la
obedezcan no tanto por el oficio, cuanto más bien por amor. 63Sea
también próvida y discreta para con sus hermanas, como una
buena madre con sus hijas, 64y, de manera especial, que se
aplique con esmero a proveerlas, de las limosnas que el Señor les
dará, según la necesidad de cada una. 65Sea también tan benigna
y afable, que puedan manifestarle tranquilamente sus necesidades,
66y recurrir a ella confiadamente a cualquier hora, como les
parezca conveniente, tanto para sí como para sus hermanas.
67Mas las hermanas que son súbditas recuerden que, por Dios,
negaron sus propias voluntades. 68Por eso, quiero que obedezcan
a su madre, como lo han prometido al Señor, con una voluntad
espontánea, 69para que su madre, viendo la caridad, humildad y
unión que tienen entre ellas, lleve más ligeramente toda la carga
que por razón del oficio soporta, 70y lo que es molesto y amargo,
por el santo comportamiento religioso de ellas se le convierta en
dulzura.
71Y porque son estrechos el camino y la senda, y es angosta la
puerta por la que se va y se entra en la vida, son pocos los que
caminan y entran por ella (cf. Mt 7,14); 72y si hay algunos que
durante un cierto tiempo caminan por la misma, son poquísimos los
que perseveran en ella. 73¡Bienaventurados de veras aquellos a
quienes les es dado caminar por ella y perseverar hasta el fin (cf. Mt
10,22)!
74Por consiguiente, si hemos entrado por el camino del Señor,
guardémonos de apartarnos nunca en lo más mínimo de él por
nuestra culpa e ignorancia, 75para que no hagamos injuria a tan
gran Señor y a su Madre la Virgen y a nuestro bienaventurado
padre Francisco, y a la Iglesia triunfante y también a la militante.
76Pues está escrito: Malditos los que se apartan de tus
mandamientos (Sal 118,21).
77Por eso doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor
Jesucristo (Ef 3,14), para que, teniendo a nuestro favor los méritos
de la gloriosa Virgen santa María, su Madre, y de nuestro
bienaventurado padre Francisco y de todos los santos, 78el mismo
Señor que dio el buen principio, dé el incremento (cf. 1 Cor 3,6-7), y
dé también la perseverancia final. Amén.
79Para que mejor pueda ser observado este escrito, os lo dejo a
vosotras, carísimas y amadas hermanas mías, presentes y futuras,
en señal de la bendición del Señor y de nuestro bienaventurado
padre Francisco, y de la bendición mía, vuestra madre y sierva.
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BIOGRAFÍA COMPLETA DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY , patrono de los Sacerdotes
1786-1859
Fiesta 4 de Agosto

Compartimos con ustedes hermanos la Biografía Completa de san Juan María Bautista Vianney , en agradecimiento por las gracias y los milagros que hemos recibido por su intercesión , y por los que vamos a recibir , todos y cada uno . Amén...

CONSUMACIÓN Y PARTIDA DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY :

Hoy hermanos , ya le ofrecemos el final de la biografía de este célebre Santo , patrono de los sacerdotes , confesores , y catequistas . Acompáñanos hermano para saber mucho masss de este gran santo !!!!

Pasaron 41 años desde el primer día en el que el Cura llegó a Ars, fueron años de actividad
indescriptible. Después de 1858 decía con frecuencia: "Ya nos vamos; debemos morir; y muy
pronto". No cabe duda de que él sabía que su fin estaba cerca. En Julio de 1859, una señora
muy devota de San Etienne vino para confesarse. Cuando se despedía de él le dijo: "Nos veremos
de nuevo en tres semanas", ambos murieron en ese tiempo, y se encontraron en un mundo
mucho más feliz.
El mes de Julio de 1859 fue extremadamente caluroso, los peregrinos se desmayaban en
grandes cantidades, pero el santo permanecía en el confesionario. El viernes 29 de Julio, fue el
último en el que apareció en la iglesia a pesar de sentirse indispuesto. Esa mañana entró en el
confesionario como a la 1:00 a.m. Pero después de haberse desmayado en varias ocasiones, le
pidieron que descansara. Antes de las 11:00 pidió un poco de vino, sorbió unas gotas
derramadas en la palma de su mano y subió al púlpito por última vez para dar sus clases de
catecismo, no se le entendía pero daba igual: sus ojos bañados en lágrimas volviéndose hacia el
Sagrario lo decían todo.
Continuó confesando, pero Esa noche con mucha dificultad pudo arrastrarse hasta su cuarto.
Uno de los Hermanos Cristianos le ayudó a subirse a su cama, pero el santo le pidió que le
dejase solo. , pero ya a la noche se vio que estaba herido de muerte. Una hora después de
medianoche, aproximadamente, pidió ayuda: "Es mi pobre fin, el médico nada podrá hacer.
Llamad al Señor Cura de Jassans". La enfermedad progresó rápidamente.
Ahora ya se dejaba cuidar como un niño. No rechistó cuando pusieron un colchón a su dura
cama. Obedeció al médico. En la tarde del 2 de Agosto recibió los últimos sacramentos: "Qué
bueno es Dios; cuando ya nosotros no podemos ir más hacia El, El viene a nosotros". Veinte
sacerdotes con velas encendidas escoltaron al Santísimo Sacramento, pero el calor era tan
sofocante que tuvieron que apagarlas. Con lágrimas en los ojos dijo: "Oh, qué triste es recibir la
Comunión por última vez". Como el calor de aquel verano era insoportable se produjo un hecho
conmovedor, dijo el médico que había alguna esperanza si disminuyera un poco el calor. Y en
aquel tórrido día de agosto, los vecinos de Ars, no sabiendo qué hacer por conservar a su cura
queridísimo, subieron al tejado y tendieron sábanas que durante todo el día mantuvieron
19
húmedas. No era para menos. El pueblo entero veía, bañado en lágrimas, que su cura se les
marchaba ya.
En la noche del 3 de Agosto llegó su obispo para compartir su dolor. El santo lo reconoció pero
no pudo decir palabra alguna. Hacia la medianoche el fin era inminente. A las 2:00 a.m. del
Sábado 4 de Agosto de 1859, cuando una tormenta azotaba el pueblo de Ars, su coadjutor leía
estas palabras: "Que los santos ángeles de Dios vengan a su encuentro y lo conduzcan a la
Jerusalén celestial", el Cura de Ars encomendó su alma a Dios. Posteriormente y en efecto, con
paz celestial, el jueves 4 de agosto, a las dos de la madrugada, mientras su joven coadjutor
rezaba las hermosas palabras «que los santos ángeles de Dios te salgan al encuentro y te
introduzcan en la celestial Jerusalén», suavemente, sin agonía, «como obrero que ha terminado
bien su jornada», el Cura de Ars entregó su alma a Dios.
Así se ha realizado lo que él decía en una memorable catequesis matinal: «¡Dios mío, cómo me
pesa el tiempo con los pecadores! ¿Cuándo estaré con los santos? Entonces diremos al buen
Dios: Dios mío, te veo y te tengo, ya no te escaparás de mí jamás, jamás».
El 3 de octubre de 1874 Juan Bautista María Vianney fue proclamado Venerable por Pío IX y el
8 de Enero de 1905, el Papa Pío X, Beatificó al Cura de Ars; y en la fiesta de Pentecostés Mayo
31 de 1925, en presencia de una gran multitud, el Papa Pío XI pronunció la solemne sentencia:
"Nosotros declaramos a Juan María Bautista Vianney que sea santo y sea inscrito en el catálogo
de los santos". Tres años más tarde el mismo Pío XI lo proclamó Patrono de los Párrocos. Su
fiesta se celebra el 4 de agosto.

Su cuerpo permanece incorrupto en la Iglesia de Ars , Francia hasta nuestros días .
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Santo Tomás de Aquino
28 de enero Siglo XIII

Filósofo, teólogo, doctor de la Iglesia (Angelicus Doctor: Doctor Angélico), patrono de las universidades y escuelas Católicas. Nacido en Rocca Secca, en el Reino de Nápoles en 1225 o 1227; fallecido en Fossa Nuova, 7 de marzo de 1274. Autor de la Suma Teológica, obra insigne de la Teología.


Nombre
Tomás (Masculino)
Significado
Gemelo, de origen Arameo
Celebran
Los Tomás suelen celebrar el 3-jul:
Santo Tomás apóstol
Otros santos
Otros santos con nombre Tomás
Nació
en Rocca Secca, Nápoles, en el actual Italia
Falleció
7 de marzo de 1274 en Fossanova, Lacio, en el actual Italia
Proceso
Canonizado el 1323 por Juan XXII
Celebración
28 de enero
Religioso
de la Orden de Predicadores
Vida de Santo Tomás de Aquino


Se conocen los acontecimientos principales de su vida, pero los biógrafos difieren en cuanto a algunos detalles y fechas. Henry Denfile falleció antes de poder cumplir su proyecto de escribir una vida crítica del santo. El amigo y alumno de Denfile, Dominic Prümmer, O. P., profesor de teología en la Universidad de Friburgo, Suiza, se encargó de la obra y publicó el "Fontes Vitae S. Thomae Aquinatis, notis historicis et criticis illustrati"; y el primer fascículo (Toulouse, 1911) ya ha aparecido, dando la vida de Santo Tomás por Peter Calo (1300), publicado ahora por primera vez. Tolomeo de Lucca ... dice que cuando murió el santo, se dudaba sobre su edad exacta (Prümmer, op. cit. 45). Normalmente se da el fin de 1225 como el momento de su nacimiento. El P. Prümmer, basándose en Calo, cree que 1227 es la fecha más probable (op. cit., 28). Hay un acuerdo general en que su muerte ocurrió en 1274.

Landolfo, su padre, era Conde de Aquino. Teodora, su madre, Condesa de Teano. Su familia estaba emparentada con los Emperadores Enrique VI y Federico II, y los Reyes de Aragón, Castilla y Francia. Calo cuenta que un santo ermitaño predijo su carrera, diciéndole a Teodora antes de su nacimiento: "Entrará en la Orden de los Frailes Predicadores, y su conocimiento y santidad serán tan grandes que en vida, no se encontrará nadie que le iguale". (Prümmer, op. cit., 18). A los cinco años, según las costumbres de la época, fue enviado a recibir su primera formación con los monjes Benedictinos de Monte Casino. Diligente en sus estudios, desde muy pequeño se observó su buena disposición para la meditación y la oración, y su maestro se sorprendió al oírle preguntar repetidas veces: "¿Que es Dios?"

Alrededor del año 1236, le enviaron a la Universidad de Nápoles. Calo dice que el traslado se hizo por iniciativa del Abad de Monte Casino, quien escribió al padre de Tomás que un chico de su talento no debe ser dejado en la sombra (Prümmer, op. cit., 20). En Nápoles, sus maestros fueron Pietro Martín y Petrus Hibernos. El cronista dice que pronto superó a Martín en gramática y fue transferido a Pedro de Irlanda quién le formó en Lógica y ciencias Naturales. Las costumbres de la época dividían Filosofía y Letras en dos cursos: el Trivium, que cubría Gramática, Lógica y Retórica; el Quadrivium, que se componía de Música, Matemática, Geometría y Astronomía... Tomás repetía las lecciones con mayor profundidad y lucidez que sus maestros. El corazón del joven se había conservado puro en medio de la corrupción que le rodeaba, y decidió abrazar la vida religiosa.

Entre 1240 y 1243 recibió el hábito de la Orden de Santo Domingo, atraído y dirigido por Juan de San Julián, un conocido predicador del convento de Nápoles. La ciudad estaba asombrada al ver a un noble joven como él tomar el hábito de un pobre fraile. Su madre, con sentimientos de alegría y tristeza a la vez, se apresuró a ir a Nápoles a ver a su hijo. Los Dominicos, temiendo que se lo llevaran, le enviaron a Roma, aunque su destino final sería París o Colonia. Teodora convenció a los hermanos de Tomás, que eran soldados del Emperador Federico, capturaron al novicio cerca del pueblo de Aquependente y le recluyeron en la fortaleza de San Juan de Rocca Secca. Allí estuvo detenido casi dos años, mientras sus padres, hermanos y hermanas hacían todo lo posible para destruir su vocación. Sus hermanos incluso tendieron trampas a su virtud, pero el puro novicio echó de la habitación a la tentadora con un tizón que sacó del fuego. Hacia el fin de su vida, Santo Tomás le confió a su fiel amigo y compañero, Reinaldo de Piperno, el secreto de un favor especial que recibió entonces. Cuando echó a la tentadora de la habitación, se arrodilló y ardientemente imploró a Dios que le concediera la integridad de mente y cuerpo. Cayó en un sueño ligero, y mientras dormía, dos ángeles se le aparecieron para asegurarle que su oración había sido escuchada. Le ciñeron un cinturón, diciendo: "Te ceñimos con el cinturón de la virginidad perpetua." Y desde ese día en adelante jamás experimentó el más leve movimiento de la concupiscencia.

El tiempo en cautiverio no fue perdido. Su madre empezó a ceder tras los primeros impulsos de ira y tristeza; se les permitió a los Dominicos proporcionarle nuevos hábitos, y con la ayuda de su hermana obtuvo algunos libros -las Sagradas Escrituras, la Metafísica de Aristóteles y las "Sentencias" de Pedro Lombardo. Tras año y medio o dos en prisión, sea porque su madre se dio cuenta de que la profecía del ermitaño se cumpliría o bien porque sus hermanos temían las amenazas de Inocencio IV y Federico II, fue puesto en libertad bajándolo en un cesto a los brazos de los Dominicos que se admiraron al darse cuenta de que durante su cautiverio "había progresado tanto como si hubiera estado en un studium generale" (Calo op. cit., 24).

Tomás enseguida hizo sus votos, y sus superiores le mandaron a Roma. Inocencio IV examinó con atención los motivos que le llevaron a entrar en la Orden de Predicadores, le despidió con una bendición y prohibió cualquier interferencia en su vocación. Juan el Teutón, cuarto Maestro General de la Orden, llevó al joven estudiante a París y según la mayoría de los biógrafos del santo, a Colonia, en 1244 o 1245, a cargo de Alberto Magno, el más famoso profesor de la Orden. En las escuelas, el carácter humilde y taciturno de Tomás fue mal interpretado como indicios de retraso mental, pero cuando Alberto escuchó su brillante defensa de una difícil tesis, exclamó: "Llamamos a este joven un buey mudo, pero su mugido doctrinal un día resonará hasta los confines del mundo."

En 1245 enviaron a Alberto a París y Tomás le acompañó como alumno. En 1248 ambos volvieron a Colonia. Alberto había sido nombrado regente del nuevo studium generale, erigido aquel año por el Capítulo General de la Orden y Tomás debía enseñar bajo su autoridad como Bachiller. Durante su estancia en Colonia, probablemente en 1250, fue ordenado sacerdote por Conrado de Hochstaden, arzobispo de esa ciudad. Durante toda su vida, con frecuencia predicó la Palabra de Dios en Alemania, Francia e Italia. Sus sermones se caracterizaban por su fuerza, piedad, solidez en la enseñanza y abundantes referencias bíblicas. En 1251 o 1252, el Maestro General de la Orden, aconsejado por Alberto Magno y Hugo de San Caro, nombró a Tomás Bachiller (subregente) del studium Dominico en París. Este nombramiento puede considerarse como el principio de su vida pública, ya que su enseñanza rápidamente llamó la atención tanto de profesores como de alumnos. Sus deberes consistían principalmente en explicar las "Sentencias" de Pedro Lombardo, y sus comentarios sobre ese texto teológico le proporcionaron el material y en gran parte, en esquema general para su obra magna, la "Summa Theologica". En el transcurso del tiempo, se le ordenó prepararse para el Doctorado de Teología por la Universidad de París, pero aplazaron la concesión del título por una disputa entre la universidad y los frailes. El conflicto, en su origen una disputa entre la universidad y las autoridades civiles, surgió tras un incidente con la guardia de la ciudad que resultó en un estudiante muerto y otros tres heridos. La universidad, celosa de su autonomía, exigía una satisfacción que le fue negada. Los doctores cerraron sus facultades, juraron solemnemente que no las abrirían hasta ver satisfechas sus demandas y decretaron que en e futuro a nadie se le conferiría el título de doctor a menos que jurase seguir la misma línea de conducta en circunstancias similares. Los Dominicos y Franciscanos, que habían seguido enseñando en sus escuelas se negaron a hacer el juramento exigido, y de aquí surgió un amargo conflicto que estaba en su punto álgido cuando Santo Tomás y San Buenaventura estaban preparados para recibir sus doctorados. Guillermo de San Amour extendió la disputa más allá del tema original, atacó violentamente a los Frailes, de los que estaba evidentemente celoso, y les negó su derecho a ocupar cátedras en la universidad. Contra su libro "De periculis novissimorum temporum" (Los peligros de los Últimos Tiempos) Santo Tomás escribió el tratado "Contra impugnantes religionem", una apología de las órdenes religiosas (Touron op. cit., II cc. vii sqq.). El libro de Guillermo de San Amour fue condenado por Alejandro IV en Anagni, el 5 de octubre de 1256 y el Papa ordenó que los frailes mendicantes fueran admitidos al doctorado.

Por estas fechas, Santo Tomás también combatió un libro peligroso, "El Evangelio Eterno" (Touron op. cit., II, cxii). Las autoridades universitarias no obedecieron inmediatamente; fueron necesarias la influencia de San Luis IX y once Breves papales para lograr de nuevo la paz. Santo Tomás recibió su doctorado en teología. La fecha que dan la mayoría de sus biógrafos es la del 23 de octubre de 1257. Su tema fue "La Majestad de Cristo". Su texto, "Él riega los montes desde sus aposentos: del fruto de sus obras se sacia la tierra" (Salmo 103, 13) sugerido, según se cree, por un visitante celeste, fue profético de su vida futura. La tradición cuenta que San Buenaventura y Santo Tomás recibieron el doctorado el mismo día y que hubo una "lucha" de humildad entre los dos amigos para ver quién sería nombrado primero.

Desde entonces, la vida de Tomás puede resumirse en pocas palabras, orar, predicar, enseñar, escribir, viajar. La gente deseaba más escucharle a él que a Alberto, a quien Santo Tomás superaba en precisión, lucidez, concisión y fuerza de expresión, sino en universalidad de conocimientos. París le reclamaba como suyo; los Papas deseaban tenerle junto a ellos; los studia de la Orden ansiaban disfrutar de los beneficios de su enseñanza; así, le encontramos sucesivamente en Anagni, Roma, Bolonia, Orvieto, Viterbo, Perugia y París de nuevo y finalmente en Nápoles, siempre enseñando y escribiendo, viviendo en la tierra con una pasión, un celo ardiente por exponer y defender la verdad Cristiana. Tan dedicado estaba a su sagrada misión que con lágrimas pedía que no le obligaran a aceptar la titularidad del Arzobispado de Nápoles, que le fue conferido por Clemente IV en 1265. Si hubiese aceptado este nombramiento, muy probablemente nunca hubiera escrito la "Summa Theologica".

Cediendo a las peticiones de sus hermanos, en varias ocasiones participó en las deliberaciones de los Capítulos Generales de la Orden. Uno de dichos capítulos tuvo lugar en Londres en 1263. En otro, celebrado en Valenciennes (1259) colaboró con Alberto Magno y Pedro de Tarentasia (que sería el Papa Inocencio V) a formular un sistema de estudios que substancialmente permanece hasta hoy en los studia generalia de la Orden Dominicana. (cf. Douais, op. cit.)

No sorprende leer en las biografías de Santo Tomás que frecuentemente se abstraía y quedaba en éxtasis. Hacia el final de su vida éstos momentos de éxtasis se sucedían con mayor frecuencia. Una vez en Nápoles, en 1273, tras completar su tratado sobre la Eucaristía, tres hermanos le vieron levitar en éxtasis, y oyeron una voz que venía del crucifijo del altar que decía: "Has escrito bien de mí, Tomás, que recompensa deseas?". Tomás respondió, "Nada más que a ti, Señor". (Prümmer, op. cit., p.38). Se dice que esto se repitió en Orvieto y París.

Y el 6 de diciembre de 1273, dejó su pluma y no escribió más. Ese día, durante la Misa, experimentó un éxtasis de mucha mayor duración que la acostumbrada; sobre lo que le fue revelado sólo podemos conjeturar por su respuesta al Padre Reinaldo, que le animaba a continuar sus escritos: "No puedo hacer más. Se me han revelado tales secretos que todo lo que he escrito hasta ahora parece que no vale para nada" (modica, Prümmer, op. cit., p. 43). La Summa Theologica había sido terminada solo hasta la pregunta 90 de la tercera parte (De partibus poenitentiae).

Tomás comenzó su preparación inmediata para la muerte. Gregorio X, habiendo convocado un concilio general a celebrar en Lyon el primero de mayo de 1274, invitó a Santo Tomás y San Buenaventura a participar en las deliberaciones, ordenó al primero traer al concilio su tratado "Contra errores Graecorum" (Contra los Errores de los Griegos). Intentó obedecer y salió a pie en enero de 1274, pero le fallaron las fuerzas; cayó desplomado cerca de Terracina, desde donde le llevaron al Castillo de Maienza, hogar de su sobrina la Condesa Francesca Ceccano. Los monjes cistercienses de Fossa Nuova, insistieron para que se alojara con ellos, y así fue trasladado a su monasterio, y al entrar, le susurró a su compañero: "Este es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré porque lo deseo" (Salmo 131:14). Cuando el P. Reinaldo le pidió que se quedase en el castillo, el santo replicó: "Si el Señor desea llevarme consigo, será mejor que me encuentre entre religiosos que entre laicos". Los Cistercienses le brindaron tantas atenciones y bondad, que abrumaron el sentido de humildad de Tomás. "¿A qué viene tanto honor", exclamó, "que siervos de Dios lleven la leña para mi hoguera?". Ante la insistencia de los monjes, el santo dictó un breve comentario sobre el Cantar de los Cantares.

El final se acercaba; se le administró la Extremaunción. Cuando entraron con el Sagrado Viático a su habitación, pronunció el siguiente acto de fe:

Si en este mundo hubiese algún conocimiento de este sacramento mas fuerte que el de la fe, deseo ahora usarlo en afirmar que creo firmemente y sé de cierto que Jesucristo, Dios Verdadero y Hombre Verdadero, Hijo de Dios e Hijo de la Virgen María está en este Sacramento... Te recibo a Ti, el precio de mi redención, por cuyo amor he velado, estudiado y trabajado. A Ti he predicado, a Ti he enseñado. Nunca he dicho nada en Tu contra: si dije algo mal, es sólo culpa de mi ignorancia. Tampoco quiero ser obstinado en mis opiniones, así que someto todas ellas al juicio y enmienda de la Santa Iglesia Romana, en cuya obediencia ahora dejo esta vida.
Murió el 7 de marzo de 1274. Numerosos milagros atestiguaron su santidad. Fue canonizado por Juan XXII, el 18 de julio de 1323. Los monjes de Fossa Nuova querían a toda costa quedarse con sus sagrados restos, pero Urbano V ordenó que el cuerpo fuera entregado a sus hermanos Dominicos, siendo trasladado solemnemente a la iglesia Dominica de Toulouse, el 28 de enero de 1369. La magnífica capilla erigida en 1628 fue destruida durante la revolución francesa y su cuerpo trasladado a la iglesia de San Sernin, donde reposa hasta el día de hoy en un sarcófago de oro y plata, que fue solemnemente bendecido por el Cardenal Desprez el 24 de julio de 1878. El hueso mayor de su brazo izquierdo se conserva en la catedral de Nápoles. El brazo derecho, donado a la Universidad de París y originalmente conservado en la Capilla de Santo Tomás de la iglesia Dominicana, se guarda actualmente en la iglesia Dominicana de Santa María sopra Minerva en Roma a donde llegó tras la revolución francesa.

Calo (Prümmer, op. cit., p. 401) dio una descripción de la apariencia del santo: dice que sus rasgos se correspondían con la grandeza de su alma. Era alto y corpulento, erguido y bien proporcionado. Su tez era "como el color del trigo nuevo": su cabeza era grande y bien formada y era algo calvo. Todos los retratos lo representan con porte noble, meditativo, dulce y a la vez fuerte. San Pío V proclamó a Santo Tomás Doctor de la Iglesia en 1567. En la Encíclica "Aeterni Patris" del 4 de agosto de 1879 sobre la restauración de la filosofía cristiana, León XIII le declaró "príncipe y maestro de todos los doctores escolásticos". El mismo ilustre pontífice, mediante una Breve del 4 de agosto de 1880, le designó patrono de todas las universidades, academias y escuelas católicas de todo el mundo.

(Fuente: Enciclopedia Católica)

Enlaces relacionados:

Revista e-aquinas
Obra de Santo Tomás
Fuente: http://www.enciclopediacatolica.com/
Oración a Santo Tomás de Aquino
(Himno Adoro te Devote de Santo Tomás)

Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto, pero basta con el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios; nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

En la cruz se escondía sólo la divinidad, pero aquí también se esconde la humanidad; creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios; haz que yo crea más y más en ti, que en ti espere, que te ame.

¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que da la vida al hombre; concédele a mi alma que de ti viva, y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame, a mí, inmundo, con tu sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo escondido, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro ya no oculto, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.
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viernes, 27 de enero de 2017

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,35-41):

AQUEL día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!».
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».

Palabra del Señor :

Te damos gracias Padre por permitirnos compartir tu Palabra ; derrama de tu gracia y de tu amor ; tu conoces todas y cada una de nuestras necesidades : espirituales y temporales .

Sabemos que en todos ellos : tú nos asistes , fructificas , provees y sanas todo por tu divina Providencia .

Te damos gracias Padre en Nombre de tu Hijo amado , Nuestro Señor Jesucristo . Amén

COMENTARIO DEL EVANGELIO DEL DÍA 28 DE ENERO DEL 2017 :
El episodio de la tempestad que nos cuenta hoy el evangelio hace entrar en pánico a los discípulos de Jesús que le gritan: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?”

Jesús les dijo: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”

La fe que los discípulos necesitan para seguir a Jesús ha de ser firme; y, al mismo tiempo, les debe infundir paz y serenidad incluso en los momentos de tempestad y duda.
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LAS GLORIAS DE MARÍA , SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

III :

28 de enero : 

6. María socorre en especial a quienes la aman

Ahora bien, si María es tan buena con todos, aun con los ingratos y
negligentes que la aman poco y poco recurren a ella, ¿cómo será ella de amorosa
con los que la aman y la invocan con frecuencia? “Se deja ver fácilmente de los que
la aman, y hallar de los que la buscan” (Sb 6, 13). Exclama san Alberto Magno:
“¡Qué fácil para los que aman a María encontrarla toda llena de piedad y de amor!”
“Yo amo a los que me aman” (Pr 8, 17). Ella declara que no puede dejar de amar a
los que la aman. Estos felices amantes de María –afirma el Idiota- no sólo son
amados por María, sino hasta servidos por ella. “Habiendo encontrado a María se ha
encontrado todo bien; porque ella ama a los que la aman y, aún más, sirve a los que
la sirven”.
Estaba muy grave fray Leonardo, dominico (como se narra en las Crónicas
de la Orden), el cual más de doscientas veces al día se encomendaba a esta Madre
de misericordia. De pronto vio junto a sí a una hermosísima reina que le dijo:
“Leonardo, ¿quieres morir y venir a estar con mi Hijo y conmigo?” “¿Y quién eres,
señora?”, le preguntó el religioso. “Yo soy –le dijo la Virgen- la Madre de la
Misericordia; tú me has invocado tatas veces y ya ves que ahora vengo a buscarte.
¡Vámonos al paraíso!” Y ese mismo día murió Leonardo, siguiéndola, como
confiamos, al reino bienaventurado.
María, ¡dichoso mil veces quien te ama! “Si yo amo a María –decía san Juan
Berchmans, estoy seguro de perseverar y conseguiré de Dios lo que desee”. Por
eso el bienaventurado joven no se saciaba de renovarle su consagración y de repetir
dentro de sí: “¡Quiero amar a María! ¡Quiero amar a María!”
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REFLEXIONES PARA CADA DÍA DEL AÑO : 

28 de ENERO

“El que creyere, no se apresure” (Isaías 28:16).
Nuestra era, caracterizada por los viajes supersónicos y las
comunicaciones de alta velocidad, tiene como contraseña la prisa. Sin
embargo, cuando leemos la Biblia descubrimos que Dios rara vez se
apresura. Rara vez, digo, porque hay un ejemplo donde el padre corre para
encontrarse con su hijo pródigo que regresa, sugiriendo que Dios se
apresura a perdonar. Pero de manera general, Dios nunca tiene prisa.
Cuando David dijo: “la orden del rey era apremiante” (1 S. 21:8),
usó de un subterfugio, y no debemos valernos de estas palabras para
justificar nuestro frenético correr de aquí para allá.
Nuestro texto nos enseña una verdad muy sencilla: si confiamos en
verdad en el Señor, no debemos tener prisa. La urgencia de nuestra tarea
puede llevarse a cabo mejor si caminamos tranquilamente en el Espíritu que
por el frenesí de la actividad carnal.
Un joven tiene prisa por casarse. Supone que si no actúa
rápidamente, alguien más podría quedarse con la chica. La verdad es que si
Dios quiere que esa chica sea para él, nadie más podrá tenerla. Si ella no es
la elección de Dios, entonces él tendrá que aprenderlo por el camino más
difícil: “Cásate deprisa; arrepiéntete poco a poco”.
Otro se apresura para dejar su trabajo e ir a servir al Señor, como se
suele decir, “a tiempo completo”. Argumenta que el mundo está pereciendo
y que no puede esperar. Pero Jesús no arguyó así durante los treinta años
que pasó en Nazaret. Esperó hasta que Dios le llamó al ministerio público.
Muy a menudo tenemos prisa en nuestra evangelización personal.
Estamos tan ansiosos por acumular profesiones que arrancamos el fruto
antes de que madure. Fallamos al no permitir que el Espíritu Santo
convenza cabalmente de pecado a la persona. El resultado de este método
es un rastro de falsas profesiones y de escombros humanos. Debemos dejar
que: “la paciencia tenga su obra completa”, para que seamos perfectos (Stg.
1:4).
La verdadera eficacia de nuestra vida está no en correr locamente
en proyectos y misiones que nosotros mismos nos hemos designado, sino en
tener parte en aquella actividad que el Espíritu dirige, y esperar
pacientemente a que el Señor la determine.
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ESCRITOS DE SANTA CLARA DE ASÍS : 

Gracias Santa Clara de Asís , por las gracias y bendiciones recibidas por tu intercesión , y por los que vamos a recibir todos y cada uno , y donde llegue este mensaje . Amén 

REGLA DE SANTA CLARA , PROYECTO DE VIDA : 

TESTAMENTO : (primera parte) :

1.En el Nombre del Señor . Amén
2Entre los otros beneficios que hemos recibido y recibimos cada día de nuestro espléndido benefactor el Padre de las misericordias (cf. 2 Cor 1,3), y por los que más debemos dar gracias al Padre glorioso de Cristo, 3está el de nuestra vocación, por la que, cuanto más perfecta y mayor es, más y más deudoras le somos. 4Por lo cual dice el Apóstol: Reconoce tu vocación (cf. 1 Cor 1,26). 5El Hijo de Dios se ha hecho para nosotras camino (cf. Jn 14,6), que con la palabra y el ejemplo nos mostró y enseñó nuestro bienaventurado padre Francisco, verdadero amante e imitador suyo. 6Por tanto, debemos considerar, amadas hermanas, los inmensos beneficios de Dios que nos han sido concedidos, 7pero, entre los demás, aquellos que Dios se dignó realizar en nosotras por su amado siervo nuestro padre el bienaventurado Francisco, 8no sólo después de nuestra conversión, sino también cuando estábamos en la miserable vanidad del siglo. 9Pues el mismo Santo, cuando aún no tenía hermanos ni compañeros, casi inmediatamente después de su conversión, 10mientras edificaba la iglesia de San Damián, donde, visitado totalmente por la consolación divina, fue impulsado a abandonar por completo el siglo, 11profetizó de nosotras, por efecto de una gran alegría e iluminación del Espíritu Santo, lo que después el Señor cumplió. 12En efecto, subido en aquel entonces sobre el muro de dicha iglesia, decía en alta voz, en lengua francesa, a algunos pobres que moraban allí cerca: 13«Venid y ayudadme en la obra del monasterio de San Damián, 14porque aún ha de haber en él unas damas, por cuya vida famosa y santo comportamiento religioso será glorificado nuestro Padre celestial en toda su santa Iglesia».
15En esto, por tanto, podemos considerar la copiosa benignidad de Dios para con nosotras; 16Él, por su abundante misericordia y caridad, se dignó decir, por medio de su Santo, estas cosas sobre nuestra vocación y elección. 17Y no sólo de nosotras profetizó estas cosas nuestro bienaventurado padre Francisco, sino también de las otras que habían de venir a la santa vocación a la que el Señor nos ha llamado.
18¡Con cuánta solicitud, pues, y con cuánto empeño de alma y de cuerpo no debemos guardar los mandamientos de Dios y de nuestro padre [Francisco] para que, con la ayuda del Señor, le devolvamos multiplicado el talento recibido
Porque el mismo Señor nos ha puesto como modelo que sirva de ejemplo y espejo no sólo a los otros, sino también a nuestras hermanas, a las que llamará el Señor a nuestra vocación, 20para que también ellas sirvan de espejo y ejemplo a los que viven en el mundo. 21Así pues, ya que el Señor nos ha llamado a cosas tan grandes, a que puedan mirarse en nosotras las que son para los otros ejemplo y espejo, 22estamos muy obligadas a bendecir y alabar a Dios, y a confortarnos más y más en el Señor para obrar el bien. 23Por lo cual, si vivimos según la sobredicha forma, dejaremos a los demás un noble ejemplo y con un brevísimo trabajo ganaremos el premio de la eterna bienaventuranza
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BIOGRAFÍA COMPLETA DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY , patrono de los Sacerdotes
1786-1859
Fiesta 4 de Agosto

Compartimos con ustedes hermanos la Biografía Completa de san Juan María Bautista Vianney , en agradecimiento por las gracias y los milagros que hemos recibido por su intercesión , y por los que vamos a recibir , todos y cada uno . Amén

HUIDA DE ARS
Una tentación le persiguió casi por toda su vida en Ars, y esta era el deseo de la soledad. Con
toda sinceridad, M. Vianney se sentía incapaz para su oficio en Ars. El año anterior a su muerte
le dijo a un misionero: "Tú no sabes lo que es pasar del cura de almas al tribunal de Dios". En el
1851 le rogó a su obispo que lo dejase renunciar. En tres ocasiones llegó hasta irse del pueblo,
pero siempre regresó.

MILAGROS
Hablan los biógrafos de 3 clases de milagros registrados en vida del santo:
1- La obtención milagrosa de dinero para sus limosnas y alimento para sus huérfanos.
2- Don de profecía: conocimiento sobrenatural del pasado y del futuro.
3- Curación de enfermos, especialmente niños.
Sin embargo el mayor milagro fue su misma vida. Practicó la mortificación desde sus primeros
años de juventud y durante 40 años su alimentación y descanso fueron totalmente insuficientes,
humanamente hablando para sostener con normalidad una vida. Y con este pobre régimen
trabaja incesantemente, con inagotable humildad, amabilidad, paciencia y buen humor hasta
que tuvo más de setenta y tres años.
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