miércoles, 30 de noviembre de 2016

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS :
1 de diciembre :
¡Qué poco cuesta ser agradecido y, sin embargo, cuánto se estima la gratitud!
Esa propina que dejas sobre la mesita del restaurante, sin decir palabra, sabría
mejor si añadieras una sola palabrita, tan fácil de pronunciar: "¡Gracias!"
Esos pocos pesos que depositas en la mano del que te lustra los zapatos, serían
recibidos con mayor alegría si los acompañaras de una palabra que diera a conocer a
ese hombre humillado a tus pies, que su trabajo es dignificador y que por ello le estás
agradecido.
Esa carta que recibes, ese telegrama, esa verdura que compras, ese llamado
telefónico que atiendes, ese servicio que te presta un empleado público, esa
información que te dan en la estación terminal... todo eso y muchas otras cosas, si
estuvieran salpicadas de la palabrita "¡Gracias!" y de una amable sonrisa, sincera,
cálida, no dejaría de llegar hasta el corazón de los demás y los volvería más abiertos,
más dispuestos a la ayuda del prójimo, más solícitos.
Si cada día dijeras "¡Gracias!" a Dios por darte un nuevo día y por hacer te gozar
de salud y de tantas otras cosas, la vida de tu espíritu sería más intensa y la vivirías
con otra proyección.
Cristo sana a los diez leprosos de su enfermedad; solamente uno de ellos volvió para
agradecer a Dios la salud recibida; Cristo tomó la palabra y dijo:
"¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien
volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha salvado"
(Lc, 17, 11-19).
Lo prometí
ante el Sagrario ayer;
se lo juré
al Cristo de mi fe;
que guardaré
total fidelidad,
la luz de mi cursillo
no se apagará jamás.
Padre Alfonso Milagro
Del Libro : Los cinco minutos de Dios

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