martes, 14 de febrero de 2017

LAS GLORIAS DE MARÍA , SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO :

Capítulo II
MARÍA, NUESTRA VIDA Y DULZURA
Vida y dulzura
I
María es nuestra vida porque ella nos obtiene el perdón de los pecados

EJEMPLO

Elena, convertida por el rosario
Refiere el P. Bovio que había una prostituta llamada Elena; habiendo
entrado en la Iglesia, oyó casualmente una predicación sobre el rosario; al salir se
compró uno, pero lo llevaba escondido para que no se lo viesen. Comenzó a rezarlo
y, aunque lo rezaba sin devoción, la santísima Virgen le otorgó tales consolaciones y
dulzuras al recitarlo, que ya no podía dejar de rezarlo. Con esto concibió tal horror a
su mala vida, que no podía encontrar reposo, por lo cual se sintió impelida a buscar
un confesor; y se confesó con tanta contrición, que éste quedó asombrado.
Hecha la confesión, fue inmediatamente al altar de la santísima Virgen para
dar gracias a su abogada. Allí rezó el rosario; y la Madre de Dios le habló así:
“Elena, basta de ofender a Dios y a mí; de hoy en adelante cambia de vida, que yo
te prometo colmarte de gracias”. La pobre pecadora, toda confusa, le respondió:
“Virgen santísima, es cierto que hasta ahora he sido una malvada, pero tú, que todo
lo puedes, ayúdame, a la vez que yo me consagro a ti; y quiero emplear la vida que
me queda en hacer penitencia de mis pecados”.
Con la ayuda de María, Elena distribuyó sus riquezas entre los pobres y se
entregó a rigurosas penitencias. Se veía combatida de terribles tentaciones, pero
ella no hacía otra cosa que encomendarse a la Madre de Dios, y así siempre
quedaba victoriosa. Llegó a obtener gracias extraordinarias, revelaciones y
profecías. Por fin, antes de su muerte, de cuya proximidad le avisó María santísima,
vino la misma Virgen con su Hijo a visitarla. Y al morir fue vista el alma de esta
convertida volar al cielo en forma de bellísima paloma.
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