jueves, 9 de febrero de 2017

Evangelio de mañana
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,31 37):

EN aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano. Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los
oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:
«Effetá» (esto es, «ábrete»).
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.
El les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían:
«Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

Palabra del Señor :

Te damos gracias Padre por permitirnos compartir tu Palabra ; derrama de tu gracia y de tu amor ; tú conoces todas y cada una de nuestras necesidades : espirituales y temporales .

Sabemos que en todos ellos : tú nos asistes , fructificas , provees y sanas todo por tu Divina Providencia .

Te damos gracias Padre en el Nombre de tu Hijo amado , Nuestro Señor Jesucristo . Amén

COMENTARIO DEL EVANGELIO DEL DÍA :

Aunque el milagro fue llevado a cabo en la esfera física, sin embargo, ilustra también los efectos del pecado en el hombre en la esfera espiritual. No olvidemos que a causa de su incredulidad, los hombres no logran escuchar la voz de Dios, y "hablan mal" cuando intentan expresarse acerca de estas cosas. Sin embargo, cuando Dios obra por su Espíritu abriendo las mentes de los hombres, y estos responden adecuadamente a su Palabra, inmediatamente quedan desatadas también las ligaduras de sus lenguas y su lenguaje cambia radicalmente, comenzando a hablar bien del Señor y anunciando la verdad de Dios.
Pero de forma particular, el incidente sirvió para reflejar la experiencia de los discípulos en ese periodo. Como hemos comentado en pasajes anteriores, a ellos también les costaba entender lo que Jesús hacía (Mr 6:52), ellos también sufrían de "sordera espiritual". Por esto, fue necesario que Jesús los llevara aparte de las multitudes, como en el caso del sordomudo, y tratara personalmente con ellos para que sus mentes y corazones fueran "abriéndose" al conocimiento de Jesús.
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