LOS CINCO MINUTOS DE DIOS :
DICIEMBRE 15
En el Evangelio se lee aquella afirmación de Jesús: "Por sus frutos los
conoceréis".
Nosotros hablamos mucho y hacemos poco; los frutos no son las palabras
bonitas que decimos sino las pocas y disminuidas obras que realizamos.
Cumplir con el deber, aun cuando nadie vigile ni lo conozca; saber guardar
fidelidad al amigo que nos ha confiado un secreto, sin hacer alardes de ello; no
doblegarse ante el respeto humano; nunca jugar a dos caras con nadie; disimular las
descortesías de los allegados; ahorrar a los demás trabajo y disgustos.
Todo esto y cosas semejantes son frutos; frutos maduros y legítimos que nos
acreditan ante la conciencia y ante Dios.
No acortar el tiempo cuando hay que emplearlo para los demás; no mortificar a
nadie, ser complacientes con todos, aun a costa de nuestro descanso... esos son
frutos, y frutos sazonados.
"El fruto de los esfuerzos nobles es glorioso; imperecedera la raíz de la prudencia" (Sab,
3, 15). "El fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad" (Ef, 5,9). Los frutos del
Espíritu de Dios siempre son la bondad y el amor; cuando en algún acto tuyo no halles ni
bondad ni amor, está seguro de que no ha sido movido por el Espíritu de Dios.
Padre Alfonso Milagro
Del Libro : Los cinco minutos de Dios
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