lunes, 30 de octubre de 2017

ORAR CON EL SALMO DE HOY: DIOS LLEVA NUESTRAS CARGAS, ES NUESTRA SALVACIÓN

Del Salmo 67:

R/. Nuestro Dios es un Dios que salva

Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian.
En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. R/.

Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R/.

Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R/.

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,10-17):

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.»
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?»
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Palabra del Señor

 Queridos hermanos:

La solidez de una relación la marca el instante en que el otro se convierte en alguien para mí. Pasamos al lado de infinidad de gente que son seres anónimos, rostros sin nombre. Pero cuando alguien toca la fibra de nuestro ser, se despliega el universo de su realidad y toma cuerpo su alma ante nosotros. Cuando eso sucede, somos capaces de las generosidades más heroicas, las fidelidades más cotidianas, la sensibilidad más dispuesta. Y si algún mal afecta a quien es para nosotros importante, salimos al paso con todos los recursos que somos capaces de tramitar.

La radicalidad del amor cristiano, el que nace de Jesús, convierte a todo hombre y mujer en ese ser especial para mí. Incapaz de pasar ante quien se dobla por el peso de su desgracia, Jesús toca la realidad que retuerce el alma de esa mujer, y desbarata el mal. Jesús no duda, aunque toneladas de leyes justificadas acudieran en ayuda de la desgracia de esta mujer. Nosotros no conocemos su nombre, pero para la mirada de ternura de Jesús, ella era alguien por quien merecía la pena jugarse el tipo, y desbaratar la ley que le oprimía.

Siempre nos sorprende este Dios que es todo ternura. No deja de hacerlo.

Pablo, el judío fariseo, ha entendido plenamente el gesto de Jesús, y el rostro de Dios que deja traslucir: Abba. Papaíto, diríamos nosotros. Dios volcado en sus criaturas. Por puro amor. Pero no un amor torcido hacia la indiferencia. El amor, en Jesús y desde esta imagen de Dios, toma partido por los débiles, trunca la injusticia, pasa por encima de las formas para poder hacerse sólido ante quien lo necesita.

Por eso nuestro seguimiento será una apuesta por ese amor activo, una búsqueda incesante de los rostros de los hombres y mujeres, para que se conviertan en alguien para mí. Feliz día, feliz encuentro.

viernes, 6 de octubre de 2017

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO :

Santísima Virgen del Rosario:

Amada por Dios desde toda la eternidad,  viniste al mundo llena de gracia y sin la más ligera sombra de pecado para ser Madre de Jesús y Madre nuestra. Cuando el ángel te saludó en nombre de Dios, respondiste sí a la invitación divina, y el Verbo se hizo carne en tu seno virginal. Desde entonces comenzaste a vivir en íntima comunión con Él los misterios todos de su vida, y te convertiste en Nuestra Señora del Evangelio, de la Redención y de la Gracia.

Junto a la Cruz bebiste con tu hijo Dios el cáliz amargo del dolor y unida a Él mereciste  para todos los redimidos la vida eterna. El Espíritu Santo descendió en Pentecostés nuevamente sobre Ti y te consagró Madre de la Iglesia. Coronada ahora en el Cielo como Reina y como Madre de todo lo creado. Tu corazón continúa aquí en la tierra. En El confiamos.

Madre del Rosario acércate aún más a nosotros. Te pedimos por los que no tienen fe o rechazan tu luz. Por los que no tienen pan. Por los enfermos y por los sanos. Por los que viven angustiados o sufren sin esperanzas. Por los hogares que se elevan y por los hogares que amenazan ruinas.

Santifica y fortalece al Papa, el dulce Cristo en la tierra, a los Obispos y sacerdotes, a todos los llamados a seguir más de cerca de Jesucristo.

Enciende en sus corazones un fuego que jamás se extinga.

Madre del Rosario, madre de Dios y madre mia únenos a Ti en la tierra y llévanos contigo al Cielo.

Así sea.

Gracias madre por los milagros y bendiciones  recibidos por tu intercesion y por los que vamos a recibir. Amén

Dios te salve María:
Dios te salve María llena eres de Gracia el señor es contigo bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús Santa María madre de Dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén

BENDITA SEA TU PUREZA :
Bendita sea tu pureza y Eternamente lo sea pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a ti celestial princesa virgen Sagrada María yo te ofrezco en este día alma vida y corazón Mírame con compasión no me dejes madre mía Amén

miércoles, 4 de octubre de 2017

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,7-11):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!»

Palabra del Señor Queridos hermanos:

A pesar de que, globalmente, nuestra sociedad está marcada por la industrialización y la técnica, y no tanto por la cultura agrícola, es bueno celebrar hoy esta fiesta. Leemos en el Misal que pueden dedicarse hasta 3 días de la semana, para recoger los tres aspectos fundamentales de esta celebración: la acción de gracias, la petición y la conversión. Son días que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual.

Sea cual sea nuestro trabajo, vivamos más o menos de la tierra, hoy es un momento oportuno para reconocer, como dice el Deuteronomio en la primera lectura, que es el Señor quien nos conduce año tras año a una tierra buena; es Él quien nos saca de la esclavitud de la vida, atravesando desiertos de alacranes, y nos da la fuerza para cultivar nuestras riquezas. Es momento para reconocer la inmensa dignidad de nuestra pequeñez, pues estando todo en manos de Dios, en las nuestras confía cuanto ha creado.

Las sequías que agostan los sembrados, las tormentas tropicales y el agua que se impone con violencia llenado todo de muerte y destrucción, el calentamiento de la atmósfera, la sobrecarga de edificaciones o de talas de árboles en algunas zonas... Todos estos son signos de lo poco conscientes que somos de pertenecer a la Creación, como el agua, el aire o los pájaros. Nos recuerdan que no somos los dueños del mundo, por mucha potencia económica o armamentística que tengamos, sino simples administradores de Dios.

Y al leer el Evangelio de hoy desde esta perspectiva, desechamos anuncios apocalípticos de un Dios que castiga no sé qué pecados con muertes indiscriminadas, fenómenos naturales descontrolados o falta de cosechas que producen enormes hambrunas. Parece ser que el Dios de Jesús es el Padre respetuoso que da sobradamente cuanto le pedimos, y está esperando, justamente eso, que sus hijos se dirijan a Él, le busquen y le llamen.

Aunque en algunos lugares del mundo no es época de cosecha ni de recomenzar la actividad habitual, unámonos todos hoy en la oración y en una asombrada acción de gracias por tanto bien recibido. Que en la escasez  se acreciente nuestra esperanza activa para seguir adelante y en la abundancia aumente nuestra humildad para repartir lo que gratuitamente se nos ha dado.

martes, 3 de octubre de 2017

ORACIÓN A SAN FRANCISCO  EN HONOR A LAS LLAGAS

Gloriosísimo Protector y Padre mío, San Francisco, a vos acudo, implorando vuestra poderosa intercesión, para entender el amor que Dios Nuestro Señor os manifestó al martirizar vuestra carne y vuestro espíritu. Vuestras llagas son cinco focos de caridad divina; cinco lenguas que me recuerdan las misericordias de Jesucristo; cinco fuentes de gracia celestiales que el Creador os confió para que las distribuyeseis entre vuestros devotos. ¡Oh Santo amabilísimo!, pedid por mí a Jesús crucificado una chispa del fuego que ardía en vuestra alma aquel día dichoso en que recibisteis la seráfica crucifixión, a fin de que, recordando vuestros privilegios sobrenaturales, imite vuestros ejemplos y siga vuestras enseñanzas, viviendo y muriendo amando a Dios sobre todas las cosas.

Rezar 5 padrenuestros, avemarías y glorias en honor de las cinco llagas de San Francisco. Concluir con la oración final:

Seráfico Padre mío San Francisco, pobre y desconocido de todos, y, por esto, engrandecido y favorecido de Dios. Porque os veo tan rico en tesoros divinos, vengo a pediros limosna. Dádmela generoso, por amor al buen Jesús y a nuestra Madre, la Inmaculada Virgen María, y por el voto que hicisteis de dar por su amor todo lo que se os pidiese. Por amor de Dios os ruego que me obtengáis dolor de mis pecados, la humildad y el amor a vuestra pasión; conformidad con la voluntad de Dios, prosperidad para la Iglesia y para el Papa, exaltación de la fe, confusión de la herejía y de los infieles, conversión de los pecadores, perseverancia de los justos y eterno descanso de las almas del Purgatorio. Os lo pido por amor de Dios. Así sea.